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La Campana de la Escuela de N° 16 de Ránquil (hoy Escuela Emilia Werner G 90)
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Visitas invitadas por la Escuela G-90 de Ránquil:
Presidente del Directorio de la DEC de la Facultad de Educación, Universidad de Concepción, Profesor Orlando Gallardo;
- Docente del Depto. de Curriculum e Instrucción de la Facultad de Educación, Universidad de Cncepción, Manuel Gutiérrez Mieres   
- Director del Instituto de Liderazgo Educacional de la Universidad de Jyväskylä, Finlandia, Dr.Junka Alava;
- Embajador de Chile en Finlandia, don Carlos Parra Merino;
Directora de Educación Continua de la Facultad de Educación, Universidad de Concepción, Profesora María Soledad Gutiérrez
30 de marzo de 2009
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Manuel Gutiérrez Mieres, agradeciendo a profesores, alumnos y apoderados de la Escuela G 30 de Ránquil   
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Manuel Gutiérrez Mieres haciendo cantar nuevamente la campana después de más de 50 años
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Manuel Guitiérrez Mieres hace entrega de libros de su producción literaria a la Directora de la Escuela Fresia Saavedra Ceballos. Observan Carlos Parra Merino, Embajador de Chile en Finlandia y María Soledad Gutiérrez, Directora de la DEC  
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Manuel Gutiérrez Mieres y una alumna

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Alumnos de la Escuela interpretando hermosas canciones 
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Niños de la escuela bailando cueca
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LUZ DE OTOÑO EN RÁNQUIL
               Para 
                               María, 
                                                          mi mujer y compañera 
                                                          por más de 40 otoños 
                                       de mi vida

Luz de otoño, suave, melancólica, como atardecer de adioses.
   U
na brisa fresca, de armoniosas voces de niños inunda la llegada a la escuela de Ránquil y, una extraña inquietud que traía, se transforma en una gran alegría al descubrir que la campana metálica de dorado acuñar, sigue inundando con sus claros y balbucientes tañidos, los valles y caminos polvorientos del lugar.
   D
e pronto, la luz de otoño como una manta gris cubre el espacio donde está la escuela y en lo alto de un álamo las hojas parecen murmurar. La tarde se marcha. Un viento aparece. 
   La escuela está vacía. Se oye el silencio que invita a recordar:


  
    Los niños de la Escuela de Ránquil, llegaban temprano trayendo en sus mejillas y cabellos el frescor matutino del rocío, el musitar de los bosques y el murmullo del río; al atardecer volvían a sus hogares, en carreras y juegos con sus ojos radiantes de felicidad...

    Luz de otoño... crujen los senderos, suena el caminar. Hojas en el viento cunde la emoción.  
31.03.09
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Visita a la Escuela EMILIA WERNER WOORDEMAN G-90 DE RÁNQUIL (Antiguamente la Escuela pertenecía a la Dirección Departamental de Educación de Tomé. En dicha Escuela que tenía el N° 16 me inicié como profesor en al año 1958 y donde en una viga amarré la campana que compré en Chillán) 
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Programa del acto ofrecido el 30 de marzo de 2009 a las siguientes visitas invitadas por la Escuela G-90 de Ránquil:
- Embajador de Chile en Finlandia, don Carlos Parra Merino;
- Director del Instituto de Liderazgo Educacional de la Universidad de Jyväskylä, Finlandia, Dr.Junka Alava;
- Directora de Educación Continua de la Facultad de Educación, Universidad de Concepción, Profesora María Soledad Gutiérrez;
- Presidente del Directorio de la DEC de la Facultad de Educación, Universidad de Concepción, Profesor Orlando Gallardo;
- Docente del Depto. de Curriculum e Instrucción de la Facultad de Educación, Universidad de Cncepción, Manuel Gutiérrez Mieres   

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         EL HOMBRE DE LA CAMPANA
                (PROFESOR MANUEL GUTIÉRREZ MIERES)

                                                       Para don Manuel,
                                                       "El Hombre de la Campana", 
                                                       con todo afecto.
                                                                                      Lizardo

   Hubo una vez un hombre que en el portal de su Escuela colgó una campana...
   Y esa campana, metálica reluciente, dorado acuñar, inundó con sus claros y balbucientes tañidos, los valles agrestes donde su modesta Escuela N° 16, situada en "La Capilla" de Ránquil, se alzaba entre viñedos y caminos polvorientos para cobijar algunas decenas de humildes alumnos y a un novel profesor que se iniciaba en la vía crucis de la humana labor de enseñar. 
   Yo no sé si esa vibrátil sonora siga anunciando el sol en sus despertares cotidianos o si aherrumbada y quejumbrosa, ya no llame con tanto clamor a sus niños. No lo sé.
   Sólo sé que el hombre de nuestra historia, prosiguiendo su camino conoció otros pueblos, otros lugares: el verdor de los pinares, la maestranza de la madera (Escuela N° 32 de Menque); la escuela de la barriada (Escuela N° 85 de Barrio Norte) y así su espíritu, en contacto con la infancia desvalida, se empapó de miseria e injusticia, de valentía y de dolor que desembocaron en un amor íntegro, fraternal y amistoso para los niños que guiaba.
   Así llegó a ésta, nuestra Escuela la N° 74 de Concepción, en una decidida acción de entregar, de una notable labor de creación, de un completo afán de superación, no sólo para él sino para todos: Alumnos, Profesores y Apoderados; su Escuela Pública Primaria, no la dejó aún teniendo en su arca, oculta en el fondo, otras metas de mejor holgura económica.
   Inquieto, hábil, iluso y tenaz, va sembrando y creando, empujando a sus alumnos en el quehacer literario, desarrollando sus potencialidades artísticas. Va sembrando y creando, comprendido por su buena Directora de esa época.
   Podemos recordar su feliz acierto de la publicación escolar "HOJAS AL VIENTO" donde los niños volcaban fantasías e ingenios. Por ellas corre en vertedero de poesía fresca y tierna de gran encanto y sensibilidad.
   Su pluma personal no descansa y así obtiene varios logros de significativa trascendencian para sí mismo y su Escuela.
   "El Palacio Bucal" obtiene el Primer Lugar en el Concurso Nacional de Dramaturgos para Niños y Adolescentes, auspiciado por el
MINISTERIO DE EDUCACIÓN  DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN PRIMARIA Y NORMAL y la UNIVERSIDAD DE CHILE  C. Y ARTES M. Y ESCÉNICAS DEPARTAMENTO DE TEATRO.
   "La Leche no hay Nadie que la Deseche" obtiene también otro Premio a Nivel Nacional. 
   El Sistema Comunal de Educación de Concepción lo distinguió con un honroso 2° Lugar por su cuento "El Desahucio".
   Hace pocos días la Universidad de Talca le otorga un Diploma de Honor por haber obtenido una Mención Honrosa en el Concurso Nacional de Cuentos para Párvulos por su cuento "La Princesa Muelita".
   Sin embargo, su pasión preferida es el Teatro Infantil y por ello forma y dirige por largos años el "Teatro Infantil de Concepción" de la Escuela N| 74, más conocido por "TIC" de recordadas actuaciones a través del país. El "TIC" es invitado a participar en el "Festival de Espectáculos para Niños" de Necochea, Argentina en enero de 1968, llevando el nombre y el prestigio de nuestra Escuela por esos lares.
   Grato es mencionar algunas de las obras puestas en escena por el "TIC":
   - "Tragicomedia de don Cristóbal y doña Rosita",
     adaptación para niños de la obra de Federico
     García Lorca;
   - "El Palacio Bucal" de su autoría;
   - "El Señor de Petorca" de su autoría;
   - "La Princesa Panchita" de Jaime Silva;
   - "Los Ángeles Ladrones" de Jorge Díaz;
   - "El Fantasmita Pluff" de María Clara Machado;
   - "Carmen Tizón" de Lizardo Gutiérrez Mieres;
   - "Érase una vez... y Siempre" de Lizardo  
     GutiérrezMieres;
   - "Navidad Huasa" de su autoría. 
   ¡Cuánto qué recordar en esas labores teatrales y en la dinámica toda de la Escuela!
    ¡Cuántos niños jugaron más que estudiaron en sus manos formadoras: Sara Ahumada, vivaz y de gran inquietud, la organizadora; Luisa Estefó; Ingrid Ramos, la soñadora..."
   ¡Cuántos amigos más que alumnos, codo a codo con su profesor: el dúctil Jorge Gajardo; Ssntiago Matus, el responsable; Luis Gaete, de alegría incontenible y contagiosa..."
   ¡Cuántos niños de ayer que son los mismos de hoy; Hermanos Millar; Hermanos Jiménez; Hermanos Maulén...! 
   ¡Tantos y cuántos: Ernesto Benvenuto López, cuajando la semilla, es ya un Actor Profesional...!
   ¡Cuántos y tantos: La dulce Remagghi; el hábil ´Celedón; la traviesa Nany Wenger; la tierna Camen Campos y la cándida Choly!
   Sus hijos: Manuel, Romina y Clarita. Sus sobrinos: Claudio Aliosha, Lizardo, Mercedes y Rosana. Su pupila; Jacqueline; y otros y otros, tales como: Paloma y Arturo; Lorena, Pamela...
   Y así fue, hermosa labor, cumplida una etapa, se cierra el telón. Y pasa el tiempo: esa ave pasajera de fantástico y raudo viajar no se detiene; viene con sus alas desplegadas cual corcel en ttorbellino y no se detiene. Pasa y no vuelve, no se detiene.
   Entonces, nuestro profesor lleva plata en sus sienes y caminando va por los senderos que ha escogido. Va tranquilo, soñador. Su mirada, oculta tras los lentes, es confiada y amistosa. En su faz fluye sin falsía, serenidad y gesto bondadoso porque su corazón irradia nobleza y rectitud.
   Va caminando paso tras paso. Día tras día.
   De pronto el cielo se ensombrece, las tardes se cuajan de hielo y las noches tiemblan con voces susurrantes atosigadas de asombro. El hombre vacila, se detiene y su espíritu doblegado se inclina a sus raíces. En su huerto oscuro cunde una soledad infinita que le nubla la mente. Algo se ha quebrado een su alma que permanente, no fluye, está quieta. Todo es silencio que aplasta y solloza.
   Pese a todo, muy distante, casi inaudible, logra percibir un sonido suave, delicado que va afinándose paulatino y acorde.
   Es un latido, un tañido que se agranda, que lo envuelve en sonoras ondas, luminosas, que le evocan su campana inicial. Se levanta airoso y se lanza de nuevo a caminar, a caminar.
   Ahora sabemos que los sueños, ilusiones e ideales no se van. Vuelven en cada esquina primaveral. Brotan en cada callejón, en cada circunstancia, en cada encrucijada, reverdecen.

   ¡Y la vida es hermosa, 
   y la vida es esperanza, 
   y la vida es amor 
   si se lucha por la paz!

   ¡Y la vida es una acción 
   de senderos florecientes; 
   una fuente colmada de verdades 
   si se lucha por la paz!

   Hubo una vez un Profesor que en el portal de su Escuela colgó una campana...

                     Los Boldos, 24 de noviembre de 1983.

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  ...Y hoy oye el tañido de otra campana de la Escuela donde es Sub-Director.
   Cuando acepté ser la voz que rindiera este homenaje conversé con María, su esposa; con sus hermanos, pero hay otro maestro que un día trabajó con nosotros y quiso adherirse, pleno de alegría, a este Homenaje... y escribió estas sentidas palabras a su hermano Manuel... Yo, sólo he sido la voz.
   Gracias, 
                Adriana Wenger

                     Concepción, 24 de noviembre de 1983
                     Escuela D-549 de Concepción     
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Todas las obras teatrales de creación personal citadas se encuentran en la página OBRAS TEATRALES. 
El cuento EL DESAHUCIO, se encuentra en la página FACULTAD DE EDUCACIÓN

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               La Campana
                                                            Para:
                                                                     Colombina, 
                                                                     Baltazar 
                                                                     y 
                                                                     Facundo,
                                                                     mis nietos...


   "Impregnado de un idealismo, salí -una vez finalizado los estudios de Profesor Normalista- en busca de una escuela que sería mi primer contacto directo con la educación. Anclé en Ránquil, un pueblo enclavado entre cerros de extensas viñas que los cubrían.
   Empecé a conocer a los niños que serían mis primeros alumnos. Niños campesinos que llegaban desde muy lejos.
   Todas mis inquietudes como profesor chocaron fieramente con la realidad social de nuestros campos. Los niños llegaban a la escuela no tanto en busca de enseñanza, sino más bien, procurando un poco de cariño y alegría.
   Nada conseguía -en los primeros intentos- con llenarles la cabeza con un programa que en nada se compadecía con la realidad existente.
    Había que buscar otros medios para ganarse a esos niños y para que fueran aprendiendo algo.
   Empecé a preocuparme de su alimentación. Todos comían en una olla y con una cuchara de palo.
    Reuní un poco de dinero entre la gente del lugar y fue así como, de pronto, cada uno conoció la cuchara individual y cada uno comía en cada plato. Los niños se sentían felices y yo también. "Primero el pan y luego la moral", decía Mack el Cuchillero, en la Ópera de Tres Centavos de Bertolt Brecht. Yo seguía su ejemplo.
   Con ellos, luego, organizamos una pequeña velada, a la que invitamos a toda la gente que deseara venir. Una módica suma de dinero fue el derecho pra entrar a observar la realización de la velada. La escuela se hizo pequeña. Los que quedaron afuera procuraban mirar por las ventanas.
   Con el dinero obtenido compramos lo que faltaba a nuestra escuela: la Campana.
   Una linda Campana compré en Chillán en una fundición. Era pesada. Once kilogramos. Muy bien templada. Al llegar a Ñipas, hasta donde podía alcanzar en tren, dejé la campana encargada, puesto que no podía llevarla conmigo, porque la caminata que debía hacer era larga, más de 15 kilómetros.
   Cuando en la tarde, pronto ya a oscurecer, por los cerros, arriba, se siente cantar a una campana. Todo el pueblo está intrigado, ¿quién doblará las campanas a esa hora? y ¿por qué?. Yo sonreía en forma misteriosa. De pronto, por un faldeo de los cerros, aparece Juancho con la campana y dale y dale con hacerla sonar.   
    Algunas ancianas se persignaban presurosamente y huían a esconderse murmurando algo que nadie escuchaba. Los más se acercaban al Juancho y lo palmoteaban y, a la vez en un descuido de éste, también hacían sonar la campana.
   Al día siguiente, sin grandes aspavientos, amarré la campana a una viga y empecé a llamar a mis alumnos. Nunca había tenido tanta asistencia hasta ese entonces. Los niños volvían a la escuela. La escuela ya estaba completa, tenía su campana.
   Que grato es recordar esos momentos cuando ya una buena parte de mi vida la he pasado rodeado de niños.
   La gente del lugar parece que desde ese instante se dio cuenta que existía un profesor. Llegaban hasta mí para que les redactara cartas, a preguntar por el comportamiento de sus hijos, etc.
   Los niños se sentían cerca de mí. Estaban felices. Eso es lo que yo quería. Preferían venir a la escuela antes que ir a trabajar en los fundos como lo hacían antes de mi llegada.
   El llamado se había hecho profundo. No sólo a su tañer acudieron los niños, sino también los padres.
   La escuela ya era Escuela... tenía su Campana..."

(Tomado de El DIARIO Color, Domingo 19 de agosto de 1973.)
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 PRINCESA MUELITA
                                                             Para:
                                                                     Colombina, 
                                                                     Baltazar 
                                                                     y 
                                                                     Facundo.
                                                                     mis nietos...


                                                   Los cuentos, cuentos son.
                                                   Pero, si esto no hubiera        
                                                   ocurrido,
                                                   nunca lo habríamos sabido.


   "Érase una vez un rey llamado Canino. Vivía en el Palacio Bucal, un palacio blanco, blanco como la nieve. El rey tenía una hija bella como una mañana de verano, hacendosa como ella sola y traviesa como el viento en la primavera. Era la Princesa Muelita.
   Todas las mañanas, la princesa Muelita salía al jardín del palacio Bucal, siempre acompañada de su nana Juicio, venerable anciana muy sabia y de atinados consejos.
   Un día el rey Canino dija a la nana Juicio:
   -Voy a celebrar el cumpleaños de mi hija.  Encárgate de todo.
   La nana Juicio, muy contenta le respondió:
   - No se preocupe, Majrstad. La Princesa Muelita, que es la  más linda y buena  del mundo, tendrá una hermosa fiesta. 
   El día de la fiesta, llegaron de todos los reinos vecinos, los invitados. El rey los recibió con toda la cortesía propia de un monarca y los invitó a pasar al salón real, donde, en una gran mesa,  estaba servido un gran festín.
   La celebración estaba de lo mejor.  Todos cantaban, bailaban y comían. La princesa Muelita estaba emocionada por la sorpresa de su padre  y de su nana Juicio.
   De repente, por la puerta principal del palacio, apareció volando una gran nave espacial. Era la nave Caramelo. De su interior, salió una mujer furiosa y tan fea, que su boca rechinaban unos dientes, como si fueran clavos mohosos chocando unos contra otros y, de esta manera habló:
   - Como no me han invitado a esta fiesta, he venido junto a mis ayudantes: la caries. ¡Soy, la hechicera Cariadura y desde este momento el palacio es mío!
   Dicho esto, ordenó a sus secuaces, las caries, que apresaran al rey a todos los invitados y luego se pusieron a bailar a "pata coja".  
   Al ver lo que sucedía, la nana Juicio, antes de ser atacada por las caries, defendió valerosamente a la princesa Muelita y la puso a salvo fuera del palacio, consolándola y  diciéndole:
   - La única forma de salvar a tu padre y recuperar el palacio es que cumplas tres tareas. La primera buscar el establo blanco, donde están las vacas reales  y traer la rica leche; la segunda, ir al huerto encantado y coger las verduras que contengan más vitaminas; y, la tercera, encontrar el bosque verde y frondoso y coger  sus finas raíces para fabricar hartos cepillos.
   La princesa Muelita, al encontrarse sola, se puso a llorar; pero, pensando en su padre y en su querida nana, caminó por montañas y valles, atravesó ríos y vertientes y se internó por bosques espinosos. Cansada se quedó dormida.
   De pronto despertó oyendo una voz que cantaba:

                         Soy un joven trovador.
                         Salí al mundo a recorrer 
                         con mi voz y laúd 
                         a nadie tengo que temer.
  
   La princesa, extrañada, miró para todos los lados y no vio a nadie. De nuevo se echó a llorar. Esta vez gimiendo amargamente y, de repente, vio a un hermoso joven ante ella.
   - ¿Tú, quién eres? -preguntó asustada.
   - Soy el Trovador Molar. ¡No tengas miedo!
   La princesa Muelita, ya más tranquila, le contó sus pesares y le solicitó ayuda. El trovador Molar, al conocer lo sucedido en el palacio, calmó a la princesa, diciéndole:
   - ¡Nada temas! ¡Juntos cumpliremos las tres tareas!
   Fueron , pues, en busca del establo blanco. Al llegar a llí ordeñaron las más hermosas vacas y obtuvieron la leche deseada. Luego enocntraron el huerto encantado y cogieron las apetecibles verduras; y, por último, penetraron al bosque verde y espeso, donde fabricaron cepillos con sus raíces.
   Hicieron el camino de regreso, internándose por bosques espinosos, atravesando ríos y vertientes y caminando por montañas y valles, hasta llegar a las puertas del palacio.
   Mientras tanto, en el interior del palacio, la hechicera Cariadura y sus ayudantes: las caries, todavía bailaban la pata coja. Entonces, la princesa y el trovador, calladitos, penetraron al interior del palacio, hasta dar con el paradero de la prisión donde estaba el rey Canino y la nana Juicio y todos los invitados. 
   En jarras  con leche dieron de beber a todos. Luego les sirvieron las verduras, para terminar con un cepillado completo, todos recuperaron sus fuerzas para liberar el palacio de todos los malvados. .
    Así, no le dieron tiempo a darse cuenta a la hechicera Cariadura y a sus ayudantes, las caries para defenderse. El Trovador Molar apresó a la hechicera y, los demás invitados liberados, tomaron por el pescuezo a las caries. Luego, la nana Juicio, encendió un horno de cobre y los quemó junto con la nave Caramelo para que nada quedara de ellos ni en la tierra, ni en el agua, ni en ningún lugar del Palacio Bucal.
   Pronto hubo en el palacio una alegría mayor. El rey Canino, pidió al trovador Molar que se quedara en palacio como su Consejero Real y le ofreció la mano de la princesa Muelita, que emocionada enrojeció como una rosa.
   Después de la boda, vivieron felices y contentos y todavía deben vivir, si no se han muerto". 
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Diploma de Honor por obtener MENCIÓN HONROSA con su cuento "LA PRINCESA MUELITA" en Concurso Nacional de Cuentos para Párvulos, organizado por la UNIVERIDAD DE TALCA (1983) 
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Galvano otorgado por el personal de la Escuela D 549 de Concepción con unas palabras de Gonzalo Rojas, en una oportunidad que visitó la Escuela que dice lo siguiente: 
     Al Profesor Sr. Manuel Gutiérrez Mieres porque: 
     "Amas tu oficio -verdadero oficio de poetas y creadores-   
     tanto como amas la libertad. 
                                                    Gonzalo Rojas"
                                                                         24. Nov. 1983

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Reconocimiento 
al Prof. Manuel Gutiérrez M. 
por su labor como Docente en Educ. Gral. Básica. 
Alumnos Educ. Gral, Básica. 
Facultad de Educación. 
Octubre 2008
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LA CAMPANA DE LA ESCUELA
                              
Manuel Gutiérrez Mieres

  
                                                           Para:
                                                                       Colombina, 
                                                                     Baltazar 
                                                                     y 
                                                                     Facundo,
                                                                         mis nietos...

CORTINAS CERRADAS EN EL ESCENARIO. UNA VOZ EN OFF RECITA UNOS VERSOS DE DANIEL DE LA VEGA


VOZ    : ¿Viajar? ¿Y para qué? El que anhela viajar
              nunca verá la tierra, ni los cielos ,ni el   
              mar...
              Será un ciego, mendigo de verdad. Su
              mirada 
              pasará por las cosas sin saber nunca
              nada.

              Yo sé que entre las cuatro paredes de mi
              huerto 
              tengo encerradas todas las verdades del
              mundo: 
              el pasado brumoso y el porvenir incierto.
              Mi huerto es un pequeño universo profundo.

AL TERMINAR EMPIEZA A OÍRSE UN TAÑIDO DE CAMPANA MIENTRAS LAS CORTINAS SE ABREN LENTAMENTE APARECIENDO LA IMAGEN DE UNA CAMPANA PROYECTADA EN EL ESCENARIO. UNA VOZ FEMENINA SE ESCUCHA: ES LA CAMPANA


CAMPANA: Así como Daniel de la Vega encontró en su huerto tantas cosas hermosas... Yo los invitaré a éste mi universo: "LA ESCUELA" . Aquí, también, entre cuatro paredes hay un mundo maravilloso que hoy cobrará vida.  
Nuestro recorrido durará un año. ¡Sí!, un año en un día tan importante como hoy.
Es OTOÑO... ya se están dorando las hojas; pero yo estoy feliz... ¡Han llegado! ¡Han llegado Ellos...! ¡Han llegado algunos que no me conocían! ¡Mi universo se ha inundado de alegría! El silencio se rompió bruscamente . ¡Otros han regresado...! ¡Espero que no hayan olvidado mi canción!
Mi universo se ha inundado de vida. El silencio se rompió violentamente..
Aquella mañana, desperté asustada con el breve llanto de un pequeño visitante tímido. Era su primer día en la escuela. Pero, ¡cómo asustarme, si ya estoy acostumbrada! Temí tañer, para no incomodarlo más. Luego sonreí, en la gran sala abierta al cielo.

                                      RONDA

CAMPANA: Yo estaba feliz. Miré al abeto. Él también sonreía. Los acontecimientos ya no los veía yo sola. El abeto mi compañero de hace tanto tiempo me acompañaba. El abeto me  ayuda a llevar la pesada ausencia durante las vacasiones de los niños. 
Cuando nos quedamos solos, me cuenta historia de donde él vino. Era muy pequeñito cuando llegó a la escuela; pero, no ha olvidado la hermosura y el perfume de las flores angolinas. Es de noble cuna. Nació en un vergel, en un valle florido muy cerca de los antepasados del copihue y las coníferas de la hermosa cordillera de Nahuelbuta. 
Ha crecido aquí, en la escuela. ¡Es hermoso!, ¿verdad?. Cuando más pequeño se le hacía difícil soportar el peso de los niños traviesos que se colgaban de sus ramas. ¡Cuántas veces lloró lastimado! Los niños no se daban cuenta del daño que le hacían. Hoy, ¡aliviemos su pesar...!     

                                      

                                 ODA A LA ARAUCARIA

 CAMPANA: A veces, echa de menos a sus hermanos árboles. Le viene la nostalgia; pero, luego, nos mira y piensa que nosotros estamos más cerca de él y su bosque está muy lejos. ¿Cómo podría una escuela sin campana y sin árbol?

                       BAILE (En bosque de la China) 

CAMPANA: Cuando el INVIERNO se hace presente, el viento llega empeñado en hacerme bailar. Tengo que sujetar fuertemente mi vestido de bronce. Me hace sufrir mucho. Mi corazón no puede quedarse tranquilo. No sé por qué mi sonido se hace tan triste en las noches de invierno. ¡No me gustan mucho los inviernos! La lluvia me empapa sin compasión y, lo que es peor, los niños juegan lejos de mí. Todo este tiempo vivo esperando la primavera, sobre todo, estos últimos años que estoy más crecida. Tengo 18 años. ¡La juventud!, ¡la alegría!, ¡la juventud!


                                  BAILE

CAMPANA: ¡Ah! Es la PRIMAVERA. ¡Son los días de mi Patria! Veo como Ella, la bandera, escala cadenciosamente por el mástil hasta quedar en las alturas. Igual que yo. Allí se ve más hermosa. Sí, las alturas son hermosas para el abeto, para mí y para la bandera.

                         POEMA A LA BANDERA 

CAMPANA: La familia crece aún más, porque aquí tengo a otro amigo que también canta como yo. A veces, me canso de oír mi propia canción, siempre con la misma nota. ¡Ah!. ¿quién tuviera un arpegio como él, que invita a pasear por los recuerdos.

                            PIANO (Antofagasta)

CAMPANA: En este recorrido por el año, me pondré triste nuevamente.¡VERANO! Vendrán muchas cosas importantes. Se acerca el término de las clases. No podré dejar de pensar que los niños se irán.¡Ya me pongo débil! ¡Ya me pongo pausada! Cuando señalo las últimas jornadas, me asomo por la muralla y miro envidiosa a aquellos que pueden moverse. Aquellos que tienen una libertad relativa, y no están quietos como yo: son los pececitos del acuario. Ellos echan de menos al mar. Yo los consuelo diciéndoles que es demasiado grande el mar para ellos

           

               CANCIÓN (Los pececitos dorados)

CAMPANA:Los niños también acudirán al llamado del agua. Irán a las playas, a las montañas en sus vacaciones y, en la distancia estoy segura, llevarán en sus recuerdos: un pedacito del patio, del abeto, de la bandera, del piano, del acuario y de esta campana. Es decir, de todo este pequeño "universo profundo" que espera por ellos, que espera el pronto retorno. Yo cantaré en sus sueños diciéndoles, rogándoles que regresen.

                       CORO: LA CAMPANA 


                                TELÓN 

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