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Cuando ya he culminado mi ciclo como profesor, recuerdo los Pensamientos Pedagógicos de Gabriela Mistral.
 
            PENSAMIENTOS PEDAGÓGICOS*

Para las que enseñamos

  
1°   Todo para la escuela; muy poco para nosotras mismas.

   2°   Enseñar siempre; en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra.

   3°   Vivir las teorías hermosas. Vivir la bondad, la actividad y la honradez profesional.

   4°  Amenizar la enseñanza con la hermosa palabra, con la anécdota oportuna, y la relación de cada conocimiento con la vida.

   5°  Hacer innecesaria la vigilancia de la jefe. En aquella a quien no se vigila, se confía.

  6°  Hacerse necesaria, volverse indispensable: ésa es la manera de conseguir la estabilidad en un empleo.

   7°   Empecemos, las que enseñamos, por no acudir a los medios espurios para ascender. La carta de recomendación, oficial o no oficial, casi siempre es la muleta para el que no camina bien.

   8°   Si no realizamos la igualdad y la cultura dentro de la escuela ¿dónde podrán exigirse estas cosas?

   9° La maestra que no lee tiene que ser mala maestra; ha rebajado su profesión al mecanismo de oficio, al no renovarse espiritualmente.

 10°  Cada repetición de la orden de una jefe, por bondadosa que sea, es la amonestación y la constancia de una falta.

  11°  Más puede enseñar un analfabeto que un ser sin honradez, sin equidad.  
   

  12°  Hay que merecer el empleo cada día. No bastan los aciertos ni la actividad ocasionales.

  
13°  Todos los vicios la mezquindad de un pueblo son vicios de sus maestros.

   14°   No hay más aristocracia, de un personal, que la aristocracia o selección moral -los virtuosos- y la aristocracia de la cultura, o sea de los capaces.

    15°  Para corregir no hay que temer. El peor maestro es el maestro con miedo.

   16°  Todo puede decirse; pero hay que dar con la forma. La más acre reprimenda puede hacerse sin deprimir ni envenar un alma.

   17°  La enseñanza de los niños es tal vez la forma más alta de buscar a Dios; pero es también la más terrible en el sentido de tremenda responbilidad.

   18°   Lo grotesco proporciona una alegría innoble. Hay que evitarlo con los niños.

   19°  Hay que eliminar de las fiestas escolares todo lo chabacano.

   20°  Es una vergüenza que hayan penetrado en la escuela el cuplé y la danza grotesca.

  21°  La nobleza de la enseñanza comienza en la clase atenta y comprende el canto exaltador en sentido espiritual, la danza antigua -gracia y decoro-, la charla sin crueldad y el traje simple y correcto.
    

   22°  Tan peligroso es que la maestra superficial charle con la alumna, como es hermoso que esté a su lado siempre la maestra que tiene algo que enseñar fuera de clase.

   23°  Las parábolas de Jesús son el eterno modelo de enseñanza: usar la imagen, ser sencilla y dar bajo apariencia simple, el pensamiento más hondo.

   24°  Es un vacío intolerable el de la instrucción que antes de dar conocimientos, no enseña métodos para estudiar.

   25°  Como todo no es posible retenerlo, hay que hacer que la alumna seleccione y sepa distinguir entre la médula de un trozo, y el detalle útil pero no indispensable.

   26°  Como los niños no son mercancías, es vergonzoso regatear el tiempo en la escuela. Nos mandan i por horas, y educar siempre. Luego pertenecemos a la escuela en todo momento que ella nos necesite.

    27°  El amor a las niñas enseña más caminos a la que enseña, que la pedagogía.

   28° Estudiamos sin amor y aplicamos sin amor las máximas y aforismos de Pestalozzi y Froebel, esas almas tan tiernas, y por eso no alcanzamos lo que alcanzaron ellos.   

   29°  No es nocivo comentar la vidon las alumnas, cuando el comentario critica sin empozoñar, alaba sin pasión y tiene intención educadora.

   30°  La vanidad es el peor vicio de una maestra, porque la que se cree perfecta se ha cerrado, en verdad, todos los caminos hacia la perfección. 

   31°  Nada es más difícil que medir en una clase hasta dónde llega laq amenidad y la alegría y donde comienzan laq charlatanería y el desorden.

    32° En el progreso o el desprestigio de un colegio todos tenemos partes.

    33° ¿Cuántas almas ha envenenado o ha dejado confusas o empequeñecidas para siempre una maestra durante su vida?

    34°  Los dedos del modelador deben ser a la vez firmes, suaves y amorosos.

   35° Todo esfuerzo que no es sostenido se pierde.

     36°  La maestra que no respeta su mismo horario y lo altera sólo para su comodidad personal, enseña con eso el desorden y la falta de seriedad.

    37°  La escuela no puede tolerar las modas sin decencia.

    38°  El deber más elemental de la mujer que enseña es el decoro en su vestido. Tan vergonzosa como la falta de aseo es la falta de seriedad en su exterior.

   39°  No hay sobre el mundo nada tan bello como la conquista de almas.

   40°  Existen dulzuras que no son sino debilidades.

  41° El buen sembrador siembra cantando.

   42°  Toda lección es susceptible de belleza.

    43°  Es preciso no considerar la escuela como casa de una sino de todas.

    44°  Hay derecho a la crítica, pero después de haber hecho con éxito lo que se critica.

    45°  Todo mérito se salva. La humanidad no está hecha de ciegos y ninguna injusticia persiste.

    46°  Nada más triste que el que la alumna compruebe que su clase equivale a un texto.
_______
* En la Escuela-Hogar Gabriela Mistral, inaugurada en México en 1922, Gabriela -directora del establecimiento- llevó a cabo una intensa labor educativa. Muestra y síntesis de ello son los Pensamientos Pedagógicos que envió a la revista Pegaso de Montevideo y que ésta insertó en su nº 60 de junio de 1923, en la Sección Educación.
________

Tomado de PÁGINAS EN PROSA
Gabriela Mistral
Selección, estudio preliminar y notas de José Pereira Rodríguez. Edición dirigida por María Hortensia Lacau. Editorial KAPELUSZ. Buenos Aires. Segunda edición, 1965. pp. 59-61 
(03.08.09)

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  Así el hombre... y de pronto, su inteligencia iluminó su mísera existencia. Entonces, inició la marcha desde la edad inmemorial en busca de sus orígenes.
   Viene de época pretérica con avances y retrocesos, con esplendor de civilizaciones y destrucción. 
   En las noches tenebrosas mira el resplandor de la bóveda celeste y se va humanizando. 
   Conoce el amor e inventa la guerra, su expresión más innoble y cruel.
   En su tránsito va dejando en su camino, piedras que hablan, murmurar de ríos y el canto de las brisas, como huellas indelebles de su paso.
   Rueda y vuela en alas del tiempo. Puede asomarse a los actos más sublimes y descender a la desventura misma; pero, sigue avanzando.
  Y nos llega hasta el presente: hacedor de cosas, conversador con las flores y las estrellas, constructor de esperanzas, forjador de ilusiones, arquitecto del espíritu.
   Así el hombre...
 
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   Una de las funciones de la escuela, debe ser  potenciar la creatividad de los niños. Fomentar  la capacidad de interesarse por la literatura a través del acercamiento a los textos literarios, incentivar el deseo por conocer los secretos y el gozo de las palabras escritas por los escritores.
   Se debe entregar -por tanto- a los alumnos, procedimientos comprensivos y expresivos, para el desarrollo de su creatividad. Por ejemplo, es importante que lean y  conozcan El libro de las preguntas. Selección de Pablo Neruda(1), para que se maravillen con las preguntas y, a su vez, las respondan.
   Esto se realizó en la sala de clase, motivándose con el comentario que hace del libro, otro gran escritor, Hugo Montes(2) en su Comentario de dicho libro:

   "La filosofía griega descubrió que la sabiduría
    nace  del asombro. Sólo quien admira puede
    inclinarse hacia la realidad y sorprenderla en sus
    secretos, en su riqueza, en su plenitud. Las
    preguntas surgen entonces como un punto
    importante en el largo camino que va desde el
    pasmo hasta el conocimiento y, más, hasta el
    gozo del conocer.
    No está demás recordar estas verdades sencillas
    y hondas -en un mundo que parece haber perdido
    la capacidad de maravillarse. Mundo al que todo
    parece natural, desde el nacimiento de un niño
    hasta el ocaso del día, el cambio de las
    estaciones o una sinfonía de Beethoven".

  Las preguntas que hace Neruda en su libro, produce un acercamiento a la admiración por lo sencillo, a la capacidad de preguntarse por lo que está entre nosotros y a buscar el encanto de las palabras y jugar creativamente con el lenguaje.
__________  

(1) Neruda, Pablo  (1996) El libro de las preguntas. Selección. Editorial Andrés Bello. Santiago de Chile
(2) Montes, Hugo (1996) "Comentario" en NERUDA, Pablo: El libro de las preguntas. Selección. Editorial Andrés Bello. Santiago de Chile, pp. 29-30.

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He aquí algunos ejercicios realizados en clases con alumnos de pregrado y con profesores del Programa Especial de Titulación.

NERUDA PREGUNTA. LOS NIÑOS RESPONDEN

Neruda pregunta:
¿Cuándo lee la mariposa lo que vuela escrito en sus alas?



Los niños responden:
"Cuando se ve reflejada en las gotas de rocío de las flores"·
                                                                 Gabriela


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Neruda pregunta:
¿Por qué se suicidan las hojas cuando se sienten AMARILLAS?

Los niños responden:
"Porque se sienten VIEJAS y FEAS"
                                                           Eduardo


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Neruda pregunta:
¿De qué  ríe la sandía cuando la están asesinando?


Los niños responden:
"Porque con el cuchillo le hacen cosquillas"
                                                                     María




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Neruda pregunta:
¿Y cómo saben las raíces que deben salir a la luz?


Los niños responden:
"Cuando se aburren de saber solamente lo que cuentan las hojas al caer"
                                                                 Gabriela


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Neruda Pregunta:
¿Por qué no se convence el Jueves de ir después del Viernes?


Los niños responden:
"Porque es mateo y dice que la J va primero en el abecedario".
                                                                 Gabriela

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Neruda pregunta:
¿Entra el otoño legalmente o es una estación Clandestina?



Los niños responden:
"
Es Clandestina porque viene a robarse las hojas"
                                                                    María



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Otra manera de continuar trabajando El libro de las preguntas de Neruda, fue a través de preguntas y respuestas rápidas:

Neruda: 

¿Por qué los inmensos aviones no se pasean con sus hijos?

Niños:
Porque sus hijos están escondido sentre las nubes
                                                                                            Clara

Porque sus hijos todavía no saben volar, porque no le han salifdo las alas
                                                                 Rodrigo

Porque los aviones grandes los pueden botar
                                                                    Jorge

Porque temen que sus hijos jueguen con los pájaros
                                                              Filomena

Porque se asustan cuando sus papás aviones hacen demasiadas piruetas
                                                                  Manuel
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Neruda:
¿Si todos los ríos son dulces, de dónde saca sal el mar?

Niños:
De las lágrimas de los peces
                                                                  
   María

De un gran salar enterrado en el fondo del mar
                                                                   Carlos

De las lágrimas de una princesa-sirena  triste
                                                                  Romina

De las gaviotas que lloran al quedar sin comer
                                                              Mercedes

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Neruda:
¿
Quién canta en el fondo del agua en la laguna abandonada?

Niños:

La joven que perdió a su novio y se ahogó en la laguna
                                                                     María

Los caballitos de mar y su orquesta de peces
                                                               Alejandro

Un príncipe convertido en rana
                                                                     Rosa

Una sirena triste que huyó del mar
                                                               Consuelo

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Neruda:
¿
A quién le puedo preguntar qué vine hacer a este mundo?
Niños:

Al sol, a la luna y al viento
                                                                      Luis

Al mis sueños y pensamientos
                                                                    Pedro

Al viento que va corriendo por todo el mundo
                                                                 Carolina

A mi abuelita que me cuenta cuento
                                                             Colombina

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Neruda:
¿Qué pasa con las golondrinas que llegan tarde al colegio?
Niños:

Se quedan conversando con sus amigas
                                                              
Verónica


Se lo pasan volando y hacen las tareas a última hora
                                                                 Lorenzo

Vuelan y vuelan por el cielo infinito y se les hace tarde
                                                                      Elsa

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Neruda:
¿Quiénes gritaron de alegría cuando nació el color azul?
Niños:

Los hinchas de la Universidad de Chile
                                                                  Manuel


Los otros colores porque les llegó un nuevo hermano
                                                               Alejandra

Los pájaros porque podfrían volar en un cielo azul
                                                                     María

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Neruda:

¿Dime, la rosa está desnuda o sólo tiene ese vestido?

Niños:

Está desnuda y le da vergüenza, por eso se pone roja
                                                                     Olivia

No está desnuda porque se viste con los mil colores del arcoiris
                                                                 Marcela

Tiene otros vestidos hermosos y el picaflor bien lo sabe
                                                                   Flavia
 

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Neruda: 
¿Por qué los árboles guardan el resplandor de sus raíces? 

Niños:

Las raíces están trabajando tranquilas bajo tierra para que los árboles crezcan esplendorosos
                                                                 Bárbara


Porque ellas guardan los tesoros del alma de los árboles
                                                                    Víctor

Para proteger su vida y crecer majestuosos en el bosque
                                                                   Ingrid

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Neruda:
¿Por qué se suicidan las hojas cuando se sienten amarillas?
Niños:

Porque el sol les ha quemado  mucho la piel
                                                                   Nancy

Se suicidan porque su traje preferido es el verde
                                                                    María

Porque creen estar viejas y se dejan caer desde las altas ramas
                                                               Pascuala

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Neruda:
¿Dónde van las cosas del sueño?

Niños:
Van a lo más profundo de mi corazón
                                                                      Paz

Van a juntarse con mis sentimientos
                                                                    Clara

Se las cuento a mi mamá
                                                                      Ana

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Neruda:
¿Cómo saben las estaciones que deben cambiar la camisa?
Niños:

Porque los pájaros antes de irse a otros lugares les avisan
                                                                   Pablo


Porque las raíces de los árboles avisan que el tiempo ha pasado
                                                                    Loreto


Cuando el cielo azul se cubre de nubes y la brisa poco a poco se transforma en viento fuerte
                                                                     Sara

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Neruda:

¿Si se termina el amarillo con qué vamos a hacer el pan?
Niños:

Con las flores de los aromos
                                                               
    Simón

Con toda clase de fruta dorada por los rayos del sol
                                                         
     Margarita

No sólo con el amarillo se puede hacer el pan
                                                                    María


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Neruda:
¿Por qué no enseñan a sacar miel del sol a los helicópteros?

Niños:

Porque  el sol da rayos ardientes y no tiene miel
                                                                    María

Porque los helicópteros no pueden llegar hasta el mismo sol 
                                                                
Mauricio

Nadie ha podido llegar hasta el sol, por lo tanto no sabemos que vivan abejas allá
                                                                   Martín 

                         
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NERUDA PREGUNTA. LOS NIÑOS RESPONDEN
Las respuestas a las Preguntas de Neruda están tomadas del Libro "NERUDA PREGUNTA. LOS NIÑOS RESPONDEN" de Alfonso Alcalde que da a conocer el trabajo de la profesora Vicky Castro en una Escuela Básica de Santiago
A continuación algunas de las respuestas de esos niños seleccionados:


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En 1981, la Educación Pública pasó a depender de las Municipalidades. Los profesores recibieron su desahucio 
por dejar de pertenecer al Ministerio de Educación y fueron recontratados por las municipalidades.
En Concepción la I. Municipalidad creó un Depto. que se conoció como Sistema Comunal de Educación. Luego se le llamó DEM (Depto. de Educación Municipal), para finalmente se denomina hasta hoy como DAEM (Depto. de Administración y Educación Municipal).
El S.C.E. , a los pocos meses de ser creado llamó a un Concurso de Cuentos para que participaran los profesores recontratados. De ese concurso nació el cuento que sigue:
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Profesor Mario Rodríguez, miembro del Jurado, entrega el Premio
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EL DESAHUCIO

                                               
Para:
                                                         María,
                                                         mi mujer

                                                         Manuel,
                                                         Romina y
                                                         Clara,
                                                         mis hijos

   Amanece, las luces tímidas de los primeros rayos del sol ofenden levemente su retina; su lumínico influjo, obligan a sus ojos a paladear la mañana; y la mañana es helada, glacial, como los adioses de la Mesalina. Abre la ventana, el aire en su rostro lo exalta; se mira en el espejo, sonríe un poco haciendo gestos y musarañas. Se lava y peina; "Cómprate un auto, Perico", piensa y sonríe. Se mira nuevamente en el espejo, observa su desgarbada silueta de profesor. Permanece silencioso, triste. El profesor, el amigo de los niños, así lo conocían en el barrio. Vuelve a sonreír... Por fin tenía su auto. Sería el Eliseo Salazar del Magisterio... 36 meses... 3 años de plazo... no importaba. Estaba acostumbrado a las privaciones a largo plazo... Total vivimos en un país de monos, se hace lo que demás hacen... Además, poseía ingenio... Ingenio diario para engañar el estómago que siempre exige, exige con su sensación de vacío de soledad.

   Toma el volante con sus delgadas y heladas manos de profesor. Pisa el acelerador... vencerá los kilómetros, poseerá los minutos porque correrá hasta llegar... ¿Adónde? No lo ha pensado, tampoco le interesa. Enciende la radio AM-FM Stereo. La música lo envuelve y lo invita a correr. Un dulce susurro de flautas, ampliado después por todos los instrumentos, lo embriaga y lo arrastra... correr por todos los caminos... correr Smetana...

   El Moldava... el río parece el camino... correr... correr.
Kilómetros y minutos se suceden vertiginosos, acompañado por la música; la negra y fina aguja lo invita, lo anima. Ahora marca 60, aunque bien podría ir a 80 o a cien...

  ¡A ciento diez, mejor! Sí... ¡a ciento diez! Casi está volando, nadie discutirá con él que es un buen corredor... Tal vez logre participar el año próximo en la carrera automovilística Belmont... Sería lo máximo. Tiene posibilidades... El premio es fantástico y su retrato saldría en los periódicos de todo el país. Su casco, su casaca, sus pantalones, llenos de insignias, de propaganda. Claro que tendría que adquirir para la carrera -no sabía cómo, pero así tendría que ser- otro auto, pequño y con neumáticos especiales para la lluvia... correr y triunfar igual que Eliseo, mejor que Eliseo...

   Siempre había imaginado cómo sería tener un auto; subirse en él, "montarlo"; cómo sería su dominio y su poderío al hacerlo... Sólo había subido a uno cuando chico, allá en Nebuco donde transcurrió una parte de su niñez. Pero, eran autos que corrían por la línea, pues él vivía en la estación, ya que su padre era Jefe de Estación. No era lo mismo. Esos autos corrían a lo derecho, parecían subir y subir esa escalera que nunca acababa. En otra ocasión había subido al carrito de los carrunchos, eso sí le gustaba, era como jugar. Uno de ellos era su amigo, ya lo conocía y sabía de su gran deseo de correr. Lolo Huale, así lo llamaba todos:

   - Ven, ¡súbete!
   - No...
   - Pero, si yo te llevo.
   - No, yo no quiero subir, quiero empujar primero.
   - ¡Eso es! ¡Ya, vamos!
   - ¡Puchas, qué es lindo...!

   Con un pie sobre el riel o sobre los durmientes y el otro encima del carrito y cuando ya había tomado velocidad, de un salto arriba y correr, correr por las líneas desocupadas de la estación.

   Ahora, sin embargo, todo se convertía en realñidad. Si antes lo imaginó, ahora lo sentía, lo sabía porque el auto era suyo y suyos los caminos, del mundo y sus gentes, los árboles y los campos también eran suyos...

   La música inundaba todo el espacio interior de su auto. El río bajaba raudo, igual su auto se deslizaba. Cómo le gustaba ese poema sinfónico. Le parecía ver al río cruzando los bosques y fértiles llanuras checas.

   Lo mismo haría él cruzando los potreros y verdes viñedos en primavera... y todos tendrían que darle el paso y él se deslizaría violento, frenético en su flamante auto, hasta llegar...

   ¿Llegar...? ¿Llegar adónde? ¡A cualquier parte, llegar a poseer los caminos para llegar, correr al fin, para llegar...!

   Su auto era brillante, perfecto y eterno como su risa, como su vida e igual que sus recuerdos.

   La carretera, fina y lánguida como una lánguida muchacha entregada al placer, lo hacía recordar... No debería recordar, no... Sin embargo, los recuerdos vienen hacia él, se detienen en su cerebro y casi le impiden conducir mejor... 

   La estación... sí, él vivía en la estación. Era una casa grande. Un inmenso subterráneo le servía como escondite cuando jugaba con sus hermanos o escapaba de la ira de su madre... Su madre, pendiente siempre de ellos, cuidaba la quinta, grande, hermosa y fragante que rodeaba la casa. Allí vio los cerezos como en otoño se amarillentaban cambiándose de ropa, cuando sus hojas empezaban la danza del regreso a tapizar los caminos.

   Hasta en invierno era linda su casa, todos juntos, en círculo, alrededor de un gran brasero comiendo piñones y castañas. Pero, cuando llegaba la primavera, qué hermosura de patios, todos los árboles en flor: manzanos, cerezos, duraznos, ciruelos... Luego, en el verano, los frutos, cómo se pintaban.

   Y la huerta... sí, la huerta con aromas a cilantro "chascúo", que en las mañanas le servía para espantar sus soledades y sus penas... Pero, lo que más le gustaba era el jardín, que también cultivaba su madre, con el infaltable nardo que arrancaba para las primeras comuniones del que estaba en edad...

   Suspira, ¡cómo le gustaría volver un momento a su niñez y de nuevo caminar por esos senderos perfumados...

   La aguja, fina y ágil bailarina negra, está elevándose sin que él se diera cuenta. ¡Ciento veinte! Todo vuela a su paso: el aire, el sol, los pájaros, la vida.

   La tierra convertida en fino manto gris, se levanta cual sombra airada, pretende cubrirlo, acunarlo en su tibio regazo, pero en ese juego, ella queda atrás, burlada.

   No debería recordar, no...

   Eran ochos hermanos, cinco hombres y tres mujeres. Los cinco jugaban al tren expreso o al "Flecha del Sur". Tomaban los aros que dejaban los fogoneros cuando pasaban por la estación y jugaban simulando ser grandes locomotoras. A las mujeres les estaba vedado el juego y los miraban con envidia...

   Sonríe con sus recuerdos. Mientras tanto, el viento colgado de sus cabellos, lo mantiene liso; en tanto le muerde el rostro, penetra en sus pulmones; el tórax se le ensancha y vuelve a sonreír, muy seguro, muy feliz. ¿Cuánto tiempo lleva corriendo? No lo sabe y no lo sabe porque ignora tiempo, dimensión, espacio...

   El Moldava sigue  corriendo y seguiorá corriendo majestuoso, hasta llegar a Praga. El no sabe dónde va a llegar. Su destino es correr, correr por todos los caminos, correr...

   A lo lejos divisa algunas figuras diminutas que se mueven en la carretera. Son niños, murmura y sonríe al recordar una vez más su niñez.

   De pronto siente que la música se acaba: El río ha llegado a su destino; pero, ¿cuál será el mío? -se pregunta por primera vez.

   No alcanza a responder poque, las figuras diminutas han adquiridos, de pronto, mayores proporciones. Quiere pisar el freno, pero su cerebro se estrecha, se turba y oprime aún más el acelerador... reacciona y pisa el freno... el volante no le obedece.. las llantas rechinan ensordecedoramente... siente una voces que lo acosan... y todo se vuelve gris...

   - ¡José...! ¡José...!

   Quiere abrir los ojos, pero no se atreve. Al sentir un sacudón, entreabre apenas sus párpados y ve ante sí a María, su mujer y sus hijos, que dan saltos alrededor de él. Ella tiene un sobre en sus manos.

   - José, José... despierta.
   - ¡Qué!
   - ¡Ha llegado tu desahucio! ¡Ya puedes comprarte el
  auto que tanto deseas!

   Se queda recostado aún en su mecedora, sin decir nada. La familia espera ansiosa su reacción. La voz del locutor de la radio que está encendida, resuena nítida:

   - Han escuchado ustedes el Poema Sinfónico El
  Moldava, del ciclo Mi Patria del compositor checo
  Bedrik Smetana...

   Se levanta lentamente, apaga la radio y exclama:

   - ¡No! ¡No me compraré el auto!
   - Pero, si tú...
  ¡No...! ¡Qué les parece si nos compramos una pequeña parcela con hartos árboles frutales... y cercana a un río! Ella les dará la oportunidad de soñar junto a mis sueños, salir de este departamento, donde sólo hemos visto las flores en maceteros, donde ni siquiera podemos pensar con los pies puestos en la tierra, sino que en el cemento en las tablas.

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En marzo de 1973, la revista Talleres de la Cultura Nº 2 que dirigía el actor y dramaturgo Rubén Sotoconil, publicó el artículo que a continuación transcribo.

¿POESÍA EN LA ESCUELA PRIMARIA?

   El niño vive y se expresa mediante imágenes, sus primeras relaciones sociales las hace con su ayuda. Sus imágenes son exactas. Son la síntesis de la realidad que percibe, que es el conocimiento mismo. El niño expresa directamente sus emociones, libre de toda traba formal.
   Andrés Sabella, el gran poeta,  en su artículo titulado "Poetas de pantalones cortos", cuenta: "El novelista Reinaldo Lomboy, se paseaba, una noche, por una avenida santiaguina, acompañado de su hija menor, de apenas, entonces, 3 ó 4 años. Era el verano. Los sapitos cantaban en la sombra. La niña, de repente, se detuvo:
   - No quiero irme a casa -le explicó a su padre.
   El escritor le preguntó por qué tan firme razón se negaba a continuar hasta su hogar. La niña replicó:
   - Mi casa es fea...
   - ¿Y tienes otra más linda, ahora? -atacó Lomboy.
   - Sí -gritó, triunfalmente, la hija-. Tengo la casita de agua de los sapos. Allí voy a quedarme.
   Reinaldo Lomboy sintió, allí, aquella noche, nos contaba, el paso de la poesía".
   Poesía es expresión de sentimiento, pero su proceso comprende también el pensamiento, expresado, en el ámbito infantil, casi exclusivamente por medio de la imagen.
   La poesía es un fluído vital que circula en todas las cosas y que éstas se embellecen al primer toque del niño.
   Los niños viven en un mundo poético, mágico y auroral, que nosotros -tristes adultos racionalistas- ignoramos o, peor aún, lo postergamos. Y esta es una postergación incalificable, absurda, por cuanto ese mundo es de un valor inmenso y de límites incalculables. Es el "país de nunca jamás", de que habla J. Teillier, por el que pasamos todos.
   La sencillez, pureza, simplicidad, ingenuidad, etc. que encierran los niños, hace que siempre vivan la poesía. "En cada uno de sus juegos dominados por la fantasía -dice Andrés Sabella- está ella, reina y poderosa, dirigiendo los sueños y los pasos de los que se embriagan con su presencia maravillosa: cuando el niño juega al "tren", siendo, al mismo tiempo, locomotoras y vagones, es la poesía viva la que le impele; cuando la niña acuna a la muñequita de trapo, es, también, la poesía, el influjo que la convence de su dulce y pequeña maternidad".
   Vicente Parrini en su artículo "Necesidad de una auténtica poesía infantil", nos recuerda dos hermosos motivos: "Ante la presencia del granizo, con ojos asombrados, un niño exclama:
   -¡Qué lindo, está lloviendo arroz!.

   Otro, maravillado ante el espectáculo de la caída de las hojas de los árboles, dice:

   -El otoño se está quitando el traje.

   Y así podríamos multiplicar las citas.
   Ahora bien, los estudiosos en la materia, han constatado que en Chile no existe una auténtica poesía infantil. Así, Víctor Raviola ha manifestado: "Mucho se escribe y se publica en nuestro país; más de lo que la paciencia tolera..." Refiriéndose a los escriben para niños, agrega: "poco o nada dicen verdaderamente al infante, porque ni siquiera llegan a su vida íntima, a su comprensión o a su aprehensión estética; son poemas para niños, pero hechos... por grandes".
   Por su parte, Floridor Pérez, el poeta profesor primario de la pequeña aldea de Mortandad, nos pone en guardia, al declarar: "...existe una penosa abundancia de creaciones para niños, escritas por receta, creyendo que basta salpicar de diminutivos las más pueriles historias para tener derecho a merecer la atención infantil". Agrega, más adelante en su artículo "Una antología de poesía infantil": "Por decenios los textos escolares han venido soportando el peso muerto de tanta prosa y verso de este tipo".
   Frente a esta clase de poesía -la escrita por los adultos- que puede ser llamada "poesía para la infancia", está aquella creada por los mismos niños y daríamos el nombre de "poesía infantil".
   Personalmente hago est adistinción porque lo que se conoce como "Poesía infantil" resulta una expresión equívoca, a fuerza de usársele indiscriminadamente para designar tanto la poesía escrita por los niños, como la que los adultos hacen para un hipotético destinatario infantil.
   Siempre he creído que para hablar -escribir en este caso- sobre cualquier materia, es necesario conocer el tema. Así, el campesino sabe mucho del 
campo porque lo ha trabajado; del mismo modo, el minero puede ilustrarnos sobre su oficio en un mineral.
   Puedo, por lo tanto, con cierta autoridad, escribir sobre la hermosa experiencia que he vivido junto a los niños que tuve la suerte de guiar.
   Conozco al niño. La idea de sacar del niño los propios materiales de su encantamiento, me llevaron a descubrir la "poesía " de ellos, la "poesía infantil".
   Esta poesía escrita por los propios niños, libre de toda simulación, me encantaron por su pureza, por la magia de sus adivinaciones, por su capacidad de maravilloso.
   La poesía de los niños encierra una cantidad de sugerencias, de sentido de la observación, de sentimientos de los pequeños en su mundo.
   Siendo profesor primario, en una escuela pública, aprendí a querer la profesión y especialmente a los niños, pero siempre sentía la sensación de una insatisfacción: estaba frente a los niños como un profesor elemental. Entré a estudiar pedagogía en Español y quise enlazar esta especialización con los niños que progresivamente iba conociendo más y queriendo más.
   Decidido a conocer el "mundo mágico" del niño me propuse llevar a la practica un trabajo intensivo de la poesía y para ello tenía en mis manos el elemento complemetario ideal: los niños de la escuela Nº 74 de Lorenzo Arenas, Concepción.
   Todo cuanto me entregaba la Universidad lo llevaba a la escuela y, de este modo, los niños empezaron a conocer nombres raros que luego se les hicieron familiares: Gonzalo Rojas, Daniel Belmar, Jaime Quezada, Floridor Pérez, Gonzalo Millán, Omar Lara, Silverio Muñoz, etc.
   Un aire poético  fui dándoles a mis alumnos. Empecé haciéndoles composición elemental. Las imágenes que me brindaron fueron de una pureza e ingenuidad bellas y emotivas.
   Mi contacto diario con los niños, me ha permitido observar y valorar el profundo contenido poético del pensamiento y del lenguaje de la infancia. Pero no encontré ahí solo la oportunidad para hacer este descubrimiento, sino que me di cuenta que la poesía es una excelente escalera para encauzar el perfeccionamiento del lenguaje.
   Poco a poco, sentí que esa inquietud inicial se iba realizando y particularmente hacia nuevos y nuevos intentos que fueron fructificando cada vez más.
   Partiendo de una actitud crítica frente a la forma de enseñar el Castellano, hice, así, un primer intento haciendo uso de elementos que eran más cercanos a los niños, por ejemplo: la mamá, la abuelita; el perro, el gato,, las flores, el árbol, el otoño, el invierno, etc.
   El propósito, lo reitero, era mejorar el lenguaje. Las primeras experiencias resultaron homogéneas. Por ejemplo: para escribir sobre el otoño, casi un 100% decía: 

 "en el otoño a los árboles se les caen las hojas" 

   Conversé con personas mayores y recordaban que ellos habían escrito lo mismo. Empecé, entonces, a invitar a los niños a buscar otra formas de decir aquello; otras denominaciones para "otoño", para "árbol", para "caerse las hojas". He aquí los resultados:

   Para "otoño", las palabras que encontraron fueron:
   
   "...estación del año..."
   "...estación de los días tristes..."
   "...estación de los días grises..." 
         
   Para "árbol":
   "...tronco con ramas..."
   "...tronco con brazos largos..."
   "...morada de los pájaros..."

   Para la frase: "se les caen las hojas", escribieron:

   "...quedan desnudos..."
   "...se deshojan..."

   Estabamos haciendo un "juego de palabras" que dan resultados insospechados. Veamos:

   "En la estación de los días grises la morada de
     los pájaros queda desnuda"

   Despertaba, de esta forma, la imaginación. No hay que olvidar que el niño aprende jugando y para aprender debe amar lo que aprende. Dejaba al niño captar todas las manifestaciones que su imaginación le brindaba ante algo novedoso, ya que de esta manera le llegará el aire puro de la poesía.
   En esta múltiple nominación, no pretendía caer en la cursilería, sino canalizar las formas de expresión y enriquecer el lenguaje.
   La experiencia que puse en práctica en mi curso, más tarde se generalizó a toda la escuela y, aún más, pretendí o fue mi deseo, extenderla a otras escuelas.
   Tradicionalmente la poesía, en la escuela primaria, se ha mostrado mucho con el sólo objetivo de goce estético; mas, no se ha destacado como forma de expresión general, como instrumento de mejoramiento del lenguaje. Es corriente observar que se premian en los contínuos concursos que se realizan, las poesías que a los mayores parecen buenas. A veces, se oye decir: "a mí no me gusta la poesía", seguramente nunca se les motivó o se les estimuló a esas personas.
   En cambio, el niño llevado por este juego de palabras, gusta de la poesía y, más aún, si él la ha escrito.
   Por algún tiempo, la poesía se desterró de la escuela, pues imperaba un criterio utilitarista que primó durante muchos años en la enseñanza. Todo lo que no respondiera a una estricta necesidad de preparación para la vida, no entraba en la responsabilidad y en el deber de la escuela.
   Sólo se conocían obras poéticas destinadas a la recitación y eran estrictamente moralistas, ya que era la moral lo que determinaba su elección.
   Seguramente a eso se debe que haya personas que no gusten de la poesía.
   Gracias a la poesía, podía y puedo convertir una fría atmósfera de la sala de clase en una atmósfera poética. Eso es lo que he logrado trabajando por más de un lustro con los niños: poesía. Y todo a través de un simple juego de sinonimia.
   Hay que crear esa atmósfera poética si queremos obtener bellas imágenes de nuestros niños; hay que convivir con ellos y muchas veces hacer uso de la capacidad de evocación de la propia infancia. De tal manera, ellos adquirirán una exquisita sensibilidad; se les desarrollará la observación al echar a correr la imaginación.
   Pero, algo que no hay que ignorar es no pretender "fabricar" escritores, sino sólo mejorar y apreciar la enseñanza del idioma.
   Creo que lo he conseguido. No puedo dejar de recordar las comparaciones que hacían los niños:

   "Paloma blanca, ¡tan pura!
    como el blanco traje de una novia"
                                           Yolanda - 11 años      
    
   Una comparación muy certera sobre la escuela que en vacaciones está sola, ha gustado mucho:

   "Cuando llegan las vacaciones la escuela queda 
                                                                   / sola,
    como un palo tirado sobre la arena"
                                              Ema - 9 años

   Como se puede observar los niños sin conocer las figuras literarias están haciendo uso de ellas y con gran acierto.
   Del juego de palabras, anteriormente relatado, se llega a obtener un nuevo juego: el de las comparaciones. Ahora, el niño no se limita sólo a cambiar palabras o frases por otras, sino que descubre que se puede enriquecer el idioma comparando las cosas. Si primero despertamos la imaginación con la búsqueda de nuevas palabras o frases que les darán otras formas para decir algo de varias maneras, llegarán las vivencias traídas con ayuda de la observación y nos entregarán hermosas comparaciones:


   "En las ventanas se oye
    la lluvia,
    parece que estuviera alguien
    pegando suavemente con los dedos
    en los vidrios".
                                             Bárbara - 8 años

   Para hablar sobre el relámpago Mabel de 11 años escribió:

   "Es un prendedor de oro
    que se pone la noche
    para estar más bella".
                                              
   Otra niña se extasía ante una ventana que le permite recrearse con:

   "los maravillosos colores de la ciudad".
                                               Sara - 12 años

  
Todos, absolutamente todos los poemas fueron escritos en la sala de clase. Por eso, la frescura, la pureza que irradian. No está la mano adulta que destroza las creaciones infantiles, al corregir según criterio de adulto.
   Los niños, a los cuales formulé la invitación para que vinieran a mostrarme sus "mundos mágicos", estaban libres de toda clase de trabas que impidieran la libertad de expresarse.
   Los padres eran los más entusiasmados con los resultados que yo iba obteniendo. Ellos, adultos, serios, demasiados ocupados, no se habían dado cuenta que las primeras unidades expresivas de los niños eran las orales.
   En reuniones con ellos les manifestaba lo que Andrés Sabella, había dicho en alguna oportunidad:
"Si los padres del mundo aprendieran a oír a sus hijos, ¡qué puras y fascinantes lecciones ganarían para sus jerarquías: los niños se explican el universo misterioso, apoyándose, únicamente, en el bien iluminador de la poesía. La poesía es para los nños la sabiduría".
   Les relataba también el caso del niño que se cortaba las uñas delante de las visitas y que al ser requerido por su madre, contestó: "No es mala educación, porque estoy haciendo "medias lunas".."
   Los padres me comprendieron y en ellos tuve a mis mejores aliados que me estimularon y me pedían que siguiera con mis intentos de mejorar el lenguaje.
   También a ellos les estaba descubriendo el mundo desconocido de los niños.
   Esta siembra de belleza que he hecho con mis "compañeros delantal blanco", ojalá sirvan para desterrar las sílabas de odio y de la vulgaridad y dar paso a las del amor y de la poesía en la escuela primaria.
-o-o-o-   



En todo niño existe un mundo interior , maravilloso, natural, emotivo.Cómo sacar eso y ponerlo a merced de su propio aprendizaje. ¡He ahí el problema! Esto llevará, al mismo tiempo, a un mejor conocimiento de sí mismo; pero, también a verlo de un modo diferente y, a buscar, también la esperanza.
Decir que los niños que los niños que asisten a las escuelas vulnerables o prioritarias no tienen o carecen de imaginación creadora, cuando se les pide que escriban algo, no es válido; porque, seguramente, en el hogar o en la misma escuela no se les ha dado la oportunidad de hacerlo de manera libre o espontánea como a él -niño- le gustaría hacerlo.
Sabido es que ese enervamiento que muestran en la escuela, se debe a una infancia mal vivida, en su casa y en la comunidad en que viven,  con contínuos vejámenes y el temor de ser reprendidos. 
Seguramente su imaginación creadora está dormida y hay que despertarla.
El niño en esta situación, trae consigo necesidades básicas. A esto se agrega la falta de estímulos, de acuerdo a sus diferentes etapas, porque sus padres las desconocen debido a su baja escolaridad y su no acceso a libros, periódicos o revistas.
El niño es tratado a gritos y a castigos, lo que le produce una inhibición. Llega a la escuela con todo eso; pero, también, trae consigo una percepción de la belleza, de sus sueños -todo niño sueña- los que pueden ser elementales o a lo mejor mayores, puesto que el que nada tiene, cualquier cosa pasa puede constituirse en su sueño, por ejemplo: el tener un juguete, el comer un pedazo de torta, el tener una casa con las mínimas comodidades, etc. Se puede decir que hay un muy vasto mundo de sueños en los niños.
El profesor cuando recibe al niño en el aula debe ordenar su percepción que trae de su entorno, empezando por respetar el lenguaje usado en su casa y en la población donde  vive, porque existe una gran diferencia entre ese mundo y el que se le presenta en la escuela.
El reconocer y ordenar esa percepción en la escuela es para el niño comprender  que se puede vivir mejor    


Cuando la Escuela Nº 74 cumplió 18 años escribí un libreto para no hacer lo tradicional: la simple anunciación de los números a presentar. Entonces, personifiqué a la Campana de la escuela para que ella fuera contando lo que había a su alrededor; así, entre cada recuerdo que la campana hacía, se intercalaba un número a presentar.(Importante: lo que dice relación con el Vergel, me lo regaló María)
El libreto lo titulé:


LA CAMPANA DE LA ESCUELA
                              Manuel Gutiérrez Mieres

  
                                                           Para:
                                                                     Colombina, 
                                                                     Baltazar 
                                                                     y 
                                                                     Facundo,
                                                                     mis nietos...

CORTINAS CERRADAS EN EL ESCENARIO. UNA VOZ EN OFF RECITA UNOS VERSOS DE DANIEL DE LA VEGA


VOZ    : ¿Viajar? ¿Y para qué? El que anhela viajar
              nunca verá la tierra, ni los cielos, ni el   
              mar...
              Será un ciego, mendigo de verdad. Su
              mirada 
              pasará por las cosas sin saber nunca
              nada.

              Yo sé que entre las cuatro paredes de mi
              huerto 
              tengo encerradas todas las verdades del
              mundo: 
              el pasado brumoso y el porvenir incierto.
              Mi huerto es un pequeño universo profundo.

AL TERMINAR EMPIEZA A OÍRSE UN TAÑIDO DE CAMPANA MIENTRAS LAS CORTINAS SE ABREN LENTAMENTE APARECIENDO LA IMAGEN DE UNA CAMPANA PROYECTADA EN EL ESCENARIO. UNA VOZ FEMENINA SE ESCUCHA: ES LA CAMPANA


CAMPANA: Así como Daniel de la Vega encontró en su huerto tantas cosas hermosas... Yo los invitaré a éste mi universo: "LA ESCUELA" . Aquí, también, entre cuatro paredes hay un mundo maravilloso que hoy cobrará vida.  
Nuestro recorrido durará un año. ¡Sí!, un año en un día tan importante como hoy.
Es OTOÑO... ya se están dorando las hojas; pero yo estoy feliz... ¡Han llegado! ¡Han llegado Ellos...! ¡Han llegado algunos que no me conocían! ¡Mi universo se ha inundado de alegría! El silencio se rompió bruscamente . ¡Otros han regresado...! ¡Espero que no hayan olvidado mi canción!
Mi universo se ha inundado de vida. El silencio se rompió violentamente..
Aquella mañana, desperté asustada con el breve llanto de un pequeño visitante tímido. Era su primer día en la escuela. Pero, ¡cómo asustarme, si ya estoy acostumbrada! Temí tañer, para no incomodarlo más. Luego sonreí, en la gran sala abierta al cielo.

                                      RONDA

CAMPANA: Yo estaba feliz. Miré al abeto. Él también sonreía. Los acontecimientos ya no los veía yo sola. El abeto mi compañero de hace tanto tiempo me acompañaba. El abeto me  ayuda a llevar la pesada ausencia durante las vacasiones de los niños. 
Cuando nos quedamos solos, me cuenta historia de donde él vino. Era muy pequeñito cuando llegó a la escuela; pero, no ha olvidado la hermosura y el perfume de las flores angolinas. Es de noble cuna. Nació en un vergel, en un valle florido muy cerca de los antepasados del copihue y las cononíferas de la hermosa cordillera de Nahuelbuta. 
Ha crecido aquí, en la escuela. ¡Es hermoso!, ¿verdad?. Cuando más pequeño se le hacía difícil soportar el peso de los niños traviesos que se colgaban de sus ramas. ¡Cuántas veces lloró lastimado! Los niños no se daban cuenta del daño que le hacían. Hoy, ¡aliviemos su pesar...!     

                                      

                                 ODA A LA ARAUCARIA

 CAMPANA: A veces, echa de menos a uss hermanos árboles. Le viene la nostalgia; pero, luego, nos mira y piensa que nosotros estamos más cerca de él y su bosque está muy lejos. ¿Cómo podría una escuela sin campana y sin árbol?

                       BAILE (En bosque de la China) 

CAMPANA: Cuando el INVIERNO se hace presente, el viento llega empeñado en hacerme bailar. Tengo que sujetar fuertemente mi vestido de bronce. Me hace sufrir mucho. Mi corazón no puede quedarse tranquilo. No sé por qué mi sonido se hace tan triste en las noches de invierno. ¡No me gustan mucho los inviernos! La lluvia me empapa sin compasión y, lo que es peor, los niños juegan lejos de mí. Todo este tiempo vivo esperando la primavera, sobre todo, estos últimos años que estoy más crecida. Tengo 18 años. ¡La juventud!, ¡la alegría!, ¡la juventud!


                                  BAILE

CAMPANA: ¡Ah! Es la PRIMAVERA. ¡Son los días de mi Patria! Veo como Ella, la bandera, escala cadenciosamente por el mástil hasta quedar en las alturas. Igual que yo. Allí se más hermosa. Sí, las alturas son hermosas para el abeto, para mí y para la bandera.

                         POEMA A LA BANDERA 

CAMPANA: La familia crece aún más, porque aquí tengo a otro amigo que también canta como yo. A veces, me canso de oír mi propia canción, siempre con la misma nota. ¡Ah!. ¿quién tuviera un arpegio como él, que invita a pasear por los recuerdos.

                            PIANO (Antofagasta)

CAMPANA: En este recorrido por el año, me pondré triste nuevamente.¡VERANO! Vendrán muchas cosas importantes. Se acerca el término de las clases. No podré dejar de pensar que los niños se irán.¡Ya me pongo débil! ¡Ya me pongo pausada! Cuando señalo las últimas jornadas, me asoma por la muralla y miro envidiosa a aquellos que pueden moverse. Aquellos que tienen una libertad relativa, y no están quietos como yo: son los pececitos del acuario. Ellos echan de menos al mar. Yo los consuelo diciéndoles que es demasiado grande el mar para ellos

           

               CANCIÓN (Los pececitos dorados)

CAMPANA:Los niños también acudirán al llamado del agua. Irán a las playas, a las montañas en sus vacasiones y, en la distancia estoy segura, llevarán en sus recuerdos: un pedacito del patio, del abeto, de la bandera, del piano, del acuario y de esta campana. Es decir, de todo este pequeño "universo profundo" que espera por ellos, que espera el pronto retorno. Yo cantaré en sus sueños diciéndoles, rogándoles que regresen.

                       CORO: LA CAMPANA 


                                TELÓN 

-o-o-o-   

LA LECHE NO HAY NADIE QUE LA DESECHE



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